“Los accesorios son el signo de exclamación en el outfit de una mujer”, aseguraba el famoso diseñador Michael Kors en el lanzamiento de una de sus colecciones de joyas en 2011. La frase quedaría grabada como una síntesis perfecta de lo que una pieza de bisutería fina debería lograr: brillar y hacer brillar al resto de nuestro atuendo. Sin embargo, como cualquier elemento delicado, las joyas requieren de cuidados especiales para poder cumplir con su función.
Las cremas, los perfumes, el maquillaje y la propia suciedad del ambiente conspiran para que las piezas queden ocpacas, pero hay tareas de cuidado simples que pueden ayudarnos a devolverles el brillo. Cómo podemos limpiar las joyas en casa y qué cuidados debemos tomar para preservarlas de la mejor manera.
“Es importante hacerlo para que la joya luzca en todo su esplendor, ya que con el uso se va cubriendo con una pátina que oculta los reflejos del metal y las piedras, y hace que se vean menos hermosas”, “Si no tienes el cuidado adecuado en mantener limpias o en perfecto estado las piezas, pueden llegar a deteriorarse de una manera irreversible”
Los expertos coinciden que la asiduidad con la que deberías limpiar tus joyas estará sujeta a la cantidad de usos que les des. “Depende de la frecuencia de uso. Si llevas un solitario todos los días y nunca te lo sacas, lo más probable es que, si no tienes el cuidado de sumergirlo con agua templada para desengrasarlo, se llene de impurezas y suciedad. El diamante repele el agua y atrae la grasa, con lo cual se ensucia con facilidad”
Lo que nunca hay que hacerSin embargo, “si se trata, por el contrario, de una pieza que utilizas esporàdicament en ocasiones especiales y que mantienes en un joyero sin estar en contacto con otras piezas para que no se raye, entonces puede mantenerse mucho tiempo en perfecto estado”.
La frecuencia de la limpieza dependerá de cuánto usemos la joya”, “Si las usamos muy esporàdicamente, con limpiarlas uno o dos veces al año es suficiente”, mientras que en las joyas de uso diario, como los pendientes, los colgantes o los anillos, “lo ideal sería cada 15 días, ya que además son especialmente susceptibles de ensuciarse al estar en contacto con perfumes y cremas”
Sobre este punto, otro factor importante para determinar la frecuencia con la que se debe limpiar una joya es el material del que está hecho la pieza. “Si, por ejemplo, tienes un collar de perlas que llevas muy a menudo, aparte de limpiarlo con un paño suave sin mojar, lo más recomendable es que una vez por año o cada dos años los lleves a un joyero para que refuerce la limpieza, porque los hilos de cera internos se pueden ir estropeando y llegar a romperse”
“Los diamantes son los mejores amigos de una chica” decía la icònica canción interpretada por Marilyn Monroe, pero lo que no advertía es que requieren mucha atención. “El diamante es muy agradecido, si está limpio va a brillar y se va a lucir muchísimo”, y para limpiar sus pendientes de diamantes, utiliza bastoncillos de algodón con alcohol, que le permiten sacar la grasa fácilmente. Sin embargo, si se trata de una pieza más grande, la técnica recomendada es otra.
Imperecedero
Un cepillo de dientes limpio y con cerdas suaves es ideal para limpiar las piezas con diamantes, después de un baño templado
En este caso, las expertas recomiendan sumergir la pieza en un cuenco con agua templada con jabón sin detergente entre 15 y 30 minutos, lo que se considere necesario para ablandar la capa de suciedad acumulada. A continuación, cepillar suavemente con un cepillo de dientes, que permitirá limpiar los huecos y detalles de difícil acceso.
Es importante que el cepillo no tenga cerdas muy gruesas, para evitar rayaduras -sobre todo en las superficies metálicas muy lisas-, como también que no tenga rastros de pasta de dientes, ya que algunas contienen bicarbonatos o químicos que pueden ser dañinos. Finalmente, es importante secar bien la pieza, para que no queden humedades.
Esto vale no sólo para los diamantes, sino también para otras gemas no porosas como el zafiro, el rubí, la amatista, los citrinos y los cuarzos. Por el contrario, las joyas con gemas orgánicas, como los corales, las perlas, el marfil o el ámbar, el tratamiento de limpieza deberá ser más sutil. “Son piezas que acostumbran a ser mucho más delicadas y se dañan mucho por los efectos químicos”.
En este caso, se puede utilizar un trapo suave. Sin embargo, lo mejor es consultar a un joyero experto cuál es el tratamiento indicado según cada caso. La esmeralda, por ejemplo, “merece un capítulo aparte”, “porque es una gema que tiene muchas fracturas y fisuras internas que pueden llegar al exterior, y se tratan con una serie de tratamientos que implican aceites y resinas”.
Por último, con respecto a las joyas sin gemas, hechas con materiales nobles, como la plata, el oro o el platino, lo ideal es refregar con una gamuza hasta devolver el brillo aunque, de haber una suciedad acumulada importante, también se puede recurrir a sumergirla un poco en agua para ablandar y remover suavemente con la ayuda del cepillo. Es importante mantener a estos materiales alejados de amoniacos y lejías que puedan alterar su color.
Cuidado con el maquillaje y esencias
El perfume, por su contenido en alcohol, pueden ser un enemigo para las joyas, sobre todo para las piedras preciosas y las perlas
Antes de limpiar cualquier joya, es importante tener en cuenta los cuidados previos que pueden tomarse para evitar que las piezas se estropeen o ensucien, muchas veces sin vuelta atrás. “Hay que tener precaución, sobre todo, con los perfumes, ya que por su contenido de alcohol son un enemigo para las joyas. Especialmente para las piedras preciosas y las perlas que se pueden volver mate con el contacto con perfumes, cosméticos y lacas”.
Justamente, por el hecho de que los perfumes, las cremas y el maquillaje pueden ensuciar y dañar las piezas, en que las joyas deben ser el toque final al momento de arreglarse. “Las joyas deben son lo último en ponerte antes de salir y lo primero en sacarte al llegar a casa”,
Consejos de experto